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Estamos ante el apasionante desafío de crecer, no desde la gestión del cambio sino desde la integración estratégica y definitiva del cambio en nuestras vidas y en las vidas de nuestras organizaciones. ¿Cómo se complementan y qué diferencias hay entre el enfoque del Growth Management (Gestión del Crecimiento) y el del Change Management (Gestión del cambio)?
Por Ignacio Bernabé
¿Cómo en un entorno cada vez más global, complejo y dinámico, personas y organizaciones podemos crecer más eficazmente haciendo del cambio nuestra mayor ventaja competitiva?.
Las investigaciones y experiencias prácticas realizadas durante los últimos 20 años en el marco del Growth Management, han anticipado y dado respuesta a esta necesidad, permitiendo desarrollar un modelo y una metodología práctica que ya aplican con éxito, profesionales y líderes en más de 20 países del mundo. ¿Cuál es su enfoque?.
Previo a la anterior crisis global iniciada en 2007, definí el entorno que se estaba desarrollando como de “oceánico”, por sus especiales características: global, cambiante, sobrecomunicado, sobrerelacionado, sobredimensionado, tremendamente complejo y más competitivo que nunca. Un entorno que no iba a cambiar, advertía por aquel entonces, en cuanto a su dinamismo creciente, y que nos iba a obligar a todos a tener que permanecer en un estado constante de cambio. Y sin duda así ha sido y así va a seguir siendo, por cuanto que las especiales características que lo definen, van a seguir reforzándose constantemente unas a otras, algo que está marcándonos claramente el modo en el que personas y organizaciones tenemos que aprender a crecer más eficazmente en nuestra relación con él.
EL MOVIMIENTO INTELIGENTE Y LA CAPACIDAD DINÁMICA
La constatación de esta realidad, nos debería llevar a comprender y aceptar definitivamente que el cambio ha dejado de ser un fenómeno circunstancial o periódico para convertirse en un elemento estable en toda regla. Todo lo cual significa que la capacidad de adaptación que nos ha ayudado a afrontar los cambios cuando se hizo necesario, ya no es suficiente, pues ahora vivimos y vamos a seguir viviendo literalmente en el cambio.
La situación actual creada por la pandemia, no es más que un indicador fehaciente de lo que puede llegar a ocurrir en un contexto en el que constantemente nos podemos llegar a ver superados. Por todo ello, ahora tenemos que ir más allá y aprender a crecer inteligentemente manejando estratégicamente el cambio desde un enfoque de oportunidad, algo que podemos hacer aprovechando dinámicamente toda su energía, tal y como un surfista hace con las olas.
Se trata de manejar a nuestro favor todo su potencial cinético, para evolucionar en el entorno con la máxima eficacia y con el mínimo coste. Es lo que definí como movimiento inteligente, el modo más eficaz de crecer desde el manejo estratégico del cambio como oportunidad. La forma más hábil y provechosa de desarrollar nuestra capacidad dinámica, la que nos pone y nos mantiene en movimiento. La que nos permite expresarnos, relacionarnos y crecer juntos del mejor modo posible (El Gran Equipo, LID 2011).
LA INTEGRACIÓN DEL CAMBIO COMO VENTAJA COMPETITIVA
Estamos por tanto ante el apasionante desafío de crecer, no desde la gestión del cambio, cuyo alcance ahora queda limitado, sino desde la integración estratégica y definitiva del cambio en nuestras vidas y en las vidas de nuestras organizaciones, todo lo cual requiere redefinir o desarrollar una nueva visión, cultura y competencias que nos impulsen a lograr a través de este una mayor ventaja competitiva.
En este sentido el Growth Management se ha anticipado, desarrollándose como modelo y metodología práctica.
- Como modelo aporta una visión Capital-Humanista de la empresa, enfocada a potenciar su crecimiento de un modo más saludable, competitivo y sostenible, a partir de la mejora del compromiso, la competencia y la felicidad de sus profesionales. Se trata de lograr un mayor beneficio económico y social, de un modo más responsable, equilibrado y eficaz.
- Y como metodología, aporta a los líderes un lenguaje del crecimiento, así como modelos estratégicos y herramientas prácticas que estos, transformándose en auténticos Growth Managers, ponen en valor a través de 4 nuevos roles y competencias, todo lo cual desarrollaremos en próximos artículos.
Una nueva forma de management que maneja la relación causal entre dos conceptos clave, el de cambio y el de crecimiento, estando el primero (la herramienta) al servicio del segundo (el resultado), todo lo cual queda expresado así en su mantra: “Personas que cambian, organizaciones que crecen”.
EL CAMBIO
La teoría clásica del Management, entiende el cambio como una trasformación organizacional que sucede con el propósito de adaptar la organización a los requerimientos del entorno en relación a los objetivos perseguidos. Peter Drucker, lo vinculó a la idea del mejoramiento continuo: “Todo lo que hace una organización necesita ser mejorado sistemática y continuamente”, buscando desde el análisis interno un fluir de buenas prácticas en un círculo virtuoso de cambios.
El enfoque de la psicología, del cual el Growth Management también su nutre, nos reporta múltiples concepciones entre las que cabe destacar la de C.G. Jung quien define el cambio como: “una transformación que tiende a la realización de todas las potencialidades del individuo protegidas en su inconsciente que no es, como para Freud, sólo el lugar de lo reprimido, sino también el depósito de posibilidades por venir”.
Y desde el enfoque del Change Management, Tim Creasey lo interpreta como un movimiento desde el estado actual a un estado futuro, a través de un estado de transición.
Sea como sea, que duda cabe que el cambio es algo que afecta al crecimiento de las organizaciones y de las naciones, pero que (tengámoslo siempre muy presente), sólo puede manejarse eficazmente desde las personas.
Es por ello que, complementando a los anteriores enfoques, el Growth Management entiende el cambio como una serie de transformaciones continuas que redefinen la manera de pensar, sentir y hacer de una persona o de toda una organización en su conjunto, orientadas a potenciar una dinámica cada vez más eficaz de crecimiento (I.Bernabé).
Porque el cambio ya no podemos definirlo ni manejarlo como algo estático, predecible o previsible. Cualquier cambio que hagamos, por mucho que podamos preverlo y planificarlo, va a tener múltiples cambios a lo largo de su ejecución. Por eso necesitamos desarrollar ahora una predisposición, una actitud, una mentalidad y unas competencias que nos permitan reinventarnos continuamente sin que ello nos suponga ninguna contrariedad, sino todo lo contrario, una oportunidad para crecer en el cambio de forma continuada y eficaz.
En este sentido Loriana Novoa (Past-president ICF South Florida, EEUU), expresa que: “el Growth Management cambia radicalmente el concepto, la vivencia y el proceso de cambio, porque ya no tiene principio y final, sino una continuidad. Un dinamismo que implica un crecimiento constante, que te permite ir mucho más allá”.
Por su parte Jimena Fajardo (Training Director LATAM Americancol) explica que el Growth Management: «Facilita que las personas y los equipos se conecten fuertemente a través de un propósito mayor que les impulsa a cambiar constantemente, algo que les lleva a lograr resultados superiores».
Y es aquí donde hay que resaltar una vez más la especial importancia que cobra el concepto dinámica, que se refiere al movimiento, a la evolución, a la mejora constante, y no a la transición entre un antes y un después que resulta cada vez más difuso e incierto (enfoque de la gestión del crecimiento frente al de la gestión del cambio).
CAMBIO REACTIVO VS. CAMBIO PROACTIVO
Por ello el Growth Management distingue claramente en la práctica entre el cambio reactivo, el que sucede fundamentalmente como método de adaptación y supervivencia. Un suceso que puntual o periódicamente manejamos como respuesta del Ser humano (o de una organización) a su necesidad de adaptación al entorno. Y el cambio proactivo, entendido como aquel que incorporamos conscientemente como proceso dinámico a nuestra manera de ser y de vivir la vida, desde una comprensión superior de nosotros mismos, de los demás y del mundo, y no por pura adaptación o supervivencia, sino con un claro propósito de mejora constante en línea con el potencial que atesoramos.
Es aquí donde fundamentalmente la investigación, el desarrollo y la práctica del Growth Management se centra. En gestionar el crecimiento organizacional desde un eficaz enfoque humano capaz de poner dinámicamente en valor lo mejor de las personas.
EN CONCLUSIÓN
El enfoque del Growth Management nos ayuda a comprender y manejar el cambio, no como mecanismo de supervivencia, ni siquiera como un objetivo en sí mismo, sino como una herramienta al servicio de todas nuestras potencialidades”, muy en la línea de C.Jung.
Ante un mundo VICA (volatil, incierto, complejo y ambigüo), de características oceánicas, donde los cambios se suceden continuamente, sin aviso, ni planificación; ya no se trata tanto de “gestionar el cambio”, cuyo alcance en todo caso queda limitado a su consecución (el logro de la situación deseada), como de «gestionar el crecimiento» desde la integración estratégica y definitiva del cambio en nuestras vidas y en las vidas de nuestras organizaciones (misión, visión y cultura) para poder crecer de un modo cada vez más saludable, competitivo y sostenible.
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