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La responsabilidad nos ayuda a poner en valor el proceso de cambio, desde la perspectiva de que “debemos” y “podemos”.
Es un recurso que directamente vinculado al compromiso, nos lleva a la acción, generando orgullo y satisfacción personal, reforzando valores y aflorando capacidades y motivaciones que quizá de otro modo no habríamos conocido.
La responsabilidad es la tercera de las perspectivas que cierra la segunda de las triadas (Sentido, Consciencia y Responsabilidad), sobre las que venimos trabajando el desarrollo de un proceso de crecimiento desde el manejo estratégico del cambio como oportunidad.
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Por Ignacio Bernabé
Defino la responsabilidad como el acto de dar respuesta eficaz a los compromisos adquiridos (con los demás y con uno mismo), y es la tercera de las perspectivas que cierra la segunda de las triadas (Sentido, Consciencia y Responsabilidad), sobre las que venimos trabajando el desarrollo de un proceso de crecimiento desde el manejo estratégico del cambio como oportunidad.
La responsabilidad nos ayuda a poner en valor el proceso de cambio, desde la perspectiva de que “debemos”, es decir, que todo lo que conlleva este proceso tiene un sentido (es importante, presenta aspectos positivos de relevancia…), y “podemos”, o dicho de otro modo, desde la consciencia de que “somos capaces” (a pesar de las dificultades o de los aspectos negativos), ofreciéndonos a la vez una perspectiva cada vez más desarrollada sobre nosotros mismos y sobre nuestro verdadero potencial. Es decir, que la responsabilidad retroalimenta la visión y el propio proceso de crecimiento. Crecemos desde la responsabilidad de hacer, lo que nos resulta relevante y está en nuestras propias manos hacer.
Es así que la responsabilidad nos lleva a la acción, generando orgullo y satisfacción personal, reforzando valores y aflorando capacidades y motivaciones que quiza de otro modo no habríamos conocido.
La responsabilidad es, por encima de todo, un acto de coherencia entre lo que se piensa, lo que se siente y lo que se hace, más allá de lo que se dice. Es decir, que fluye a través del paradigma pensar-sentir-hacer (hacemos como sentimos, y sentimos como pensamos).
De este modo, no es suficiente para que una persona cambie, que diga que va a cambiar, sino que realmente lo piense y lo sienta de verdad, pues en todo caso el cambio (actitudes, hábitos o acciones…) no se produciría por un acto de responsabilidad, sino de obligación, lo cual además de ser inconsistente, suele provocar adicionalmente resultados muy alejados de lo que se pretende (emociones contraproducentes, actitudes reactivas o evasivas y acciones ineficaces).
A diferencia de la responsabilidad, que como hemos visto lleva libremente a ejercer el compromiso a través del sentido y la consciencia, la obligación lleva de igual modo a la acción, pero de forma impuesta, desde la “falta de libertad” y de motivación para hacerla. En consecuencia el alcance en relación a lo posible, es mucho menor.
Propongo estas 2 fórmulas para recordarnos y recordar a otros la diferencia entre ambos conceptos, así como el modo de impulsar la responsabilidad con eficacia.
- Obligación = Acción – Sentido – Consciencia
- Responsabilidad = Acción x Sentido x Consciencia
Vemos cómo la obligación es una acción carente de sentido y de consciencia, a diferencia de la responsabilidad que es una acción potenciada por estos mismos recursos, lo cual genera una respuesta más eficaz a medida que se trabaja desde ellos. Pero aclaro, más eficaz en relación a la propia persona, no respecto a otras, pues aquí interviene otro factor del cual hablaremos en otro momento: la competencia.
La ausencia de responsabilidad se hace evidente, desde las actitudes parejas a la falta de acción (el echar balones fuera, el negar la evidencia, el yo soy así, el es que pensaba, el es que creía… o el socorrido, siempre lo he hecho así), no desde la falta de acción propiamente dicha, pues a veces la responsabilidad también significa no hacer nada (el entorno aconseja esperar, estratégicamente es mejor abordarlo más adelante, ahora precisamos centrar la atención en otras cosas…). La diferencia está en la proactividad y en el manejo del pensamiento positivo, algo que se puede desarrollar frente a la reactividad y la resistencia al cambio.
Predecir y manejar eficazmente la responsabilidad frente al compromiso con el cambio de una persona o de todo un equipo, requiere por tanto, profundizar hasta un cierto nivel en el que se manifiesten claramente los propósitos, así como las motivaciones para lograrlos.
Es por todo ello que cuando observo en mis procesos a una persona o a todo un equipo que no está asumiendo su compromiso (no está siendo responsable con su propio proceso de cambio), de inmediato me centro en elevar su sentido y consciencia, bien para potenciar el proceso o bien para quebrarlo y redefinirlo en la medida en que sea conveniente.
En conclusión, la responsabilidad es el recurso que activa el compromiso. Implica asumir y actuar desde nuestras debilidades y fortalezas para cambiar aquello se haga necesario cambiar para poder seguir creciendo de una manera más saludable, competitiva y sostenible.
En la práctica
Veamos cómo de una manera sencilla puedes elevar y mantener alta por ti mismo/a la responsabilidad frente a tu propio proceso de cambio y crecimiento.
Como siempre propongo, encuentra pequeños espacios y tiempos para ti. Momentos donde regularmente o cuando lo necesites, puedas preguntarte y responder cada vez con mayor claridad y detalle a preguntas como estas.
- ¿Por qué es importante cambiar aquello que quiero cambiar?
- ¿Qué cambiará o no, en función de que lo logre o no? ¿Por qué?
- ¿Qué estoy dispuesto/a a hacer en consecuencia y por qué?
Puede resultarte útil tomar algunas notas.
- La primera pregunta te ayudará a reconectarte con el sentido del proceso.
- La segunda te ayudará a potenciar la consciencia.
- La tercera activará tu responsabilidad frente al desafío.
Ignacio Bernabé es Presidente de The Growth Management Science, Co, consultora especializada en la gestión del crecimiento de personas, equipos y organizaciones. Creador del Growth Management, un modelo aplicado en más de 20 países y New York Award al mejor Management Speaker Internacional entre otros reconocimientos, es uno de los más importantes expertos españoles de referencia mundial por su contribución desde nuevas perspectivas humanistas, y uno de los conferenciantes y coaches más solicitados por las grandes compañías.
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