Recursos de Growth Management para el crecimiento de las organizaciones (IV): «El sentido»

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¿Que es el sentido?. ¿Cómo podemos manejarlo?. ¿Por qué marca una gran diferencia entre lo que logramos y lo que en realidad podemos llegar a lograr? Y sobre todo, ¿cómo potenciarlo en la práctica como recurso?.

 

Por Ignacio Bernabé 

En esta cuarta entrega de la serie “Recursos de Growth Management para el crecimiento de las organizaciones” vamos a inicar una nueva triada que tanto los líderes, como también los profesionales del desarrollo humano y organizacional (consultores, coaches, mentores…), pueden aprender a manejar para lograr un mayor desarrollo, proyección y resultados, potenciando a través de sus procesos un mayor sentido, consciencia y responsabilidad. Hoy hablaremos del primero de ellos.

El sentido

El sentido es esa causa mayor que nos mueve en la vida y que especialmente nos impulsa en los momentos más difíciles y retadores. Es entonces cuando necesitamos, más que nunca, un motivo suficientemente poderoso que desde la aceptación, mueva con determinación y convicción nuestra voluntad hacia la acción. Que nos dirija con fuerza hacia ese lugar mejor en el que queremos estar. Y que despierte todas esas capacidades que están en nosotros y que quizá aun ni siquiera conocemos.

Se trata por tanto de encontrar y permanecer bien conectados a ese gran impulsor que es el sentido, como ya apuntara Victor Frankl. Psiquiatra judío, que desde su cautiverio en diferentes campos de concentración observó que hasta en las peores condiciones, cuando encontramos un sentido profundo a nuestro sufrimiento, a nuestros miedos, a nuestra frustración…, afloran en nosotros capacidades poderosamente transformadoras. No sobrevivían los más fuertes o los que aparentemente estaban más sanos, sino los que habían encontrado un sentido profundo a lo que allí les acontecía.

Aplicación en la empresa

Veamos cómo los líderes obtendrán dos posibles respuestas en sus equipos, en función de como sean capaces de manejar eficazmente o no, el sentido como recurso.

La primera es la de resistirse al cambio. Es decir, no aceptar la realidad (lo que abriría posibilidades de manejarla), sino más bien resignarse y conformarse sin remedio, lo cual redundaría de inmediato en pasividad, bloqueos o inactividad, generando en poco tiempo un estado emocional poco saludable y absolutamente contraproducente para el compromiso, la competencia y la felicidad de sus colaboradores y en consecuencia, para los resultados que estos son capaces de lograr.

Y la segunda, la de que se comprenda y se aprenda a manejar dinámicamente el cambio como oportunidad, para lo cual este tiene que tener un sentido para cada colaborador (no tiene porqué ser igual para todos) y para el equipo en su conjunto.

En definitiva, sin sentido no hay cambio. Por el contrario el sentido inicia y mantiene vivo un proceso dinámico de cambio, crecimiento y resultados.

Por tanto, frente a la nueva realidad y la necesidad de cambio, los líderes pueden generar sentido ayudándose de preguntas como estas que deberán ser respondidas desde el ámbito personal y colectivo.

• ¿Qué debemos cambiar?
• ¿Por qué?
• ¿Qué podríamos ganar si cambiamos?
• ¿Qué podríamos perder si no lo hacemos?
• ¿A dónde nos llevaría el cambio?
• ¿A dónde nos llevaría no cambiar?

Esta dinámica puede ser potenciada de un modo altamente eficaz, si el líder se aplica desde los 4 roles y competencias que el Growth Management desarrolla: Growth Talent Consultant, Growth Coach, Growth Leader y Growth Team Mentor.

 

Fundamentación científica

Los estudios del Dr. Frankl han puesto de relevancia que cuando somos capaces de darle un significado relevante al dolor, a la desesperanza, al miedo, a la frustración… podemos utilizarlo como palanca para salir de estas emociones, incluso para hacer con ellas algo realmente constructivo. La carencia de un sentido nos encierra en un círculo vicioso del que puede ser difícil escapar. Vivir este tipo de emociones sin sentido es como vivir en una charca tóxica, algo que lleva a cualquier persona a la destrucción.

Pero esto es algo que está a nuestro alcance aprender a gestionar, pues la capacidad y la voluntad de encontrar un significado profundo a las circunstancias, incluso a las más retadoras y difíciles, nos pertenece. Sólo el hecho de ser conscientes de esta posibilidad inherente al ser humano, puede resultarnos de momento liberador y un acicate para tomar la iniciativa, sin dejarnos dominar por ello.

Por ello debemos vigilar muy bien donde ponemos nuestra atención y nuestro esfuerzo, pues si lo hacemos continuamente sobre cosas que en el fondo nos resultan irrelevantes, no sólo estaremos construyendo nuestra propia charca tóxica, sino que además no conseguiremos nada que realmente nos haya valido la pena.

Sin embargo, aceptaremos y gestionaremos mucho mejor cualquier estrés o emoción, cuando estemos convencidos de que forma parte de la construcción de algo que nos resulta realmente importante, o al menos de algo grande que podemos hacer con ello.

Lamentarnos no sirve de nada, nos lleva a un lugar peor del que estamos. El sufrimiento por el sufrimiento, resulta inútil. Sin embargo, poner el foco en el sentido, es la mejor manera de manejar este tipo de situaciones y de lograr a través de ellas mejores resultados, algo que podemos aplicar exactamente igual a nivel profesional y empresarial.

Los procesos de cambio requieren de un gran sentido, porque en su ausencia nos convencemos de que no vale la pena ni intentarlo y nos resistimos a él. Sin embargo cuando lo encontramos, se convierte en un gran un acicate que nos impulsa desde la poderosa idea del cambio como oportunidad.

 

En conclusión

Ante los nuevos desafíos y objetivos, los líderes pueden potenciar más eficazmente el crecimiento de cada uno de sus colaboradores y equipos, manejando eficazmente el sentido como recurso. Para lo cual deberán provocar reflexiones poderosamente transformadoras,  desde el manejo estratégico del cambio como oportunidad.

  

Artículo publicado en la sección Growth Management de la revista Observatorio de RRHH