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Todo proceso de cambio significa adentrarse en un camino desconocido. En el cambio tenemos que manejarnos en la incertidumbre, lo que requiere elevar la confianza en nosotros mismos, superar nuestros miedos y ser tolerantes al dolor y a la frustración entre otros aspectos. Por ello vamos a necesitar desarrollar una actitud clave para que la senda del cambio nos lleve hasta el camino del crecimiento, que es la convicción.
Por Ignacio Bernabé
Del latín convictĭo, la convicción es el convencimiento que se tiene sobre algo. Significa tener la certeza de poseer la verdad. Es la seguridad de tener el conocimiento, aun cuando objetivamente pueda no ser cierto.
Cuando estamos convencidos de algo, poseemos razones o creencias que sostienen sólidamente un diálogo interno y externo en relación a ello. Por ejemplo, cuando estamos fuertemente adheridos a una idea personal, política, ética o religiosa, somos capaces de defenderla a capa y espada, incluso aun cuando no podamos objetivamente probarla.
Se trata de una firme creencia que nos lleva a considerar que tenemos suficientes evidencias para considerarla cierta, sin importar que estas sean científicas, racionales o subjetivas.
En definitiva, es la fidelidad a uno mismo. La coherencia del actuar con nuestra manera de pensar y sentir. El alineamiento firme con nuestros propósitos, ideas y valores, con independencia de todo aquello que mueve a otras personas.
La convicción nos hace cada vez más libres, alejándonos de prejuicios y creencias sociales, aunque a veces entre en contradicción con lo que otras personas esperan de nosotros.
Y aun así, nos da la seguridad necesaria para seguir nuestro camino en la confianza de que es el que queremos y estamos dispuestos a recorrer del modo en el que lo estamos haciendo.
Por supuesto, lo que mueve en nosotros la convicción, es perfectamente compatible con las necesarias normas sociales, que según Bicchieri: “no son más que el resultado de las interacciones de los individuos y deben entenderse como una especie de gramática de las interacciones sociales”, sin que ello suponga que como individuos mantengamos con fuerza nuestras propias creencias.
En el ámbito del Growth Management la convicción representa un recurso íntimamente relacionado con la responsabilidad y la pasión. Mientras la convicción nos da la certeza, la responsabilidad nos lleva y nos mantiene en la acción, y la pasión nos da la energía para lograr aquello que nos proponemos.
La convicción es además la tercera de las actitudes del cambio que cierra la triada: aceptación, determinación y convicción: “Si la aceptación nos da alas y la determinación la energía para batirlas con fuerza, la convicción nos ayuda a remontar el vuelo en los momentos más difíciles”
Fundamentación científica
Para el Growth Management la clave de la convicción está en el autodescubrimiento, por ello se activa con fuerza una vez hemos emprendido el cambio, desde la aceptación y con determinación.
Sólo cuando avanzamos en el proceso, empezamos a descubrir que somos capaces de hacerlo. Sólo cuando damos pasos en la dirección que nos planteamos, cuando nos caemos y nos levantamos y cuando reímos después de llorar, es cuando nos convencemos de que aun así podemos lograrlo, pese a las dificultades.
Es de este modo como permanecemos cada vez más fieles a los motivos que nos llevaron a iniciar un proceso de cambio personal, consciente y con gran sentido para nosotros.
En línea con la psicología, la convicción es un valor personal que nos motiva en el logro de nuestros propósitos. Cuando es en sentido positivo, pensamos que el logro nos reportará bienestar o felicidad, generando en consecuencia un aumento de la confianza en nosotros mismos.
Pero también puede darse la convicción en sentido contrario. En este caso aflorarán aspectos negativos y pesimistas en relación a las situaciones que manejamos, incluso respecto a nosotros mismos.
Se puede llegar a la convicción, es decir, a formar una firme creencia, a través de la lógica o de la fe, o desde ambas, pudiendo co-existir, incluso en cierta contradicción, en el desarrollo de nuestro convencimiento. Fe o razón se presentan entonces como dos caras de una misma moneda, cuyo valor es la resultante del modo en el que ambas se equilibren entre sí. Así, cuanta más fe y razón en coherencia, más fuerte será nuestra convicción. Y cuanta más contradicción entre ambas, más débil se presentará.
Aplicación en la empresa
Como colofón a la serie “Recursos de Growth Management para el crecimiento de las organizaciones” que hoy concluimos, veamos cómo los líderes pueden manejar la convicción como recurso facilitando un alineamiento entre las creencias de sus colaboradores y su estrategia para lograr un mayor desarrollo, proyección y resultados tanto a nivel individual como de equipo.
Entre otros recursos y competencias, preguntas como estás pueden ser de utilidad a los líderes para ayudarles a potenciar dinámicas altamente eficaces de crecimiento:
- ¿Qué sentido tiene para ti aquello que haces cada día?
- ¿Qué sentido tiene para ti nuestros propósitos como equipo?
- ¿En qué medida es importante para ti ser parte de este equipo?
- ¿Cuánto de orgullo te llena todo ello?
- ¿Cuáles son tus pensamientos fuerza y cómo tiran de ti cada día?
- ¿En qué medida te sientes cada vez más comprometido, competente y feliz?
- ¿Qué te gustaría cambiar a nivel personal y de equipo?
- ¿Qué vas a hacer para lograrlo?
En conclusión
Los líderes pueden aprender a manejar la convicción como recurso para potenciar más eficazmente el crecimiento de sus colaboradores y equipos en línea con sus creencias y valores más profundos.
Artículo publicado en la sección Growth Management del Observatorio de RRHH
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